Y hoy me he levantado pensando en la de cosas que seguramente
hacemos iguales: desayunar escuchando las noticias, disfrutar de ver como sale
el sol y nos ilumina el día, una ducha calentita, decidir la ropa que nos vamos
a poner, organizar el trabajo, pensar en los nuestros, llamar por teléfono... La
mayoría son cosas cotidianas que hacemos con naturalidad, que surgen sin
esfuerzo y nos hacen sentir bien, casi ni somos conscientes de hacerlas.
El trasplante de médula es el más humilde a la hora de
realizarlo. No hay operaciones, quirófanos, carreras. Más bien es un momento
muy intimo, relajado que dura como 30 minutos. Como una transfusión de sangre
pero llena de gotas de células madre, de VIDA.
Yo me concentré en el goteo y me imaginaba su recorrido por mi
cuerpo, teniendo la certeza de que iban a "prender", ese era mi
deseo. Seguro que es otra cosa que tenemos en común. Tu deseo de que tus
células me dieran otra oportunidad para agarrarme a la vida.
Hoy celebramos que desde la VIDA y esto quiero recalcarlo: desde
la VIDA, unas personas deciden regalar VIDA en un acto aparentemente humilde
pero muy generoso. Que nos va a unir en lo cotidiano, como cotidiano tendría
que ser el acto de donar.
Cada vez me encuentro más casos como el mío: nos han regalado
vida. Desconocemos a esos donantes personalmente pero yo se que uno eres tú, u
tú y... Tú te lo estás pensando. Así cada mañana, mientras desayunamos nos
sentimos acompañados, como el resto del día, en lo cotidiano, en la VIDA.
"DONA
MÉDULA, DONA VIDA".
Fdo. Nonia Alejandre Aguado -Jolis.
Paciente Oncohematológico